La Fornarina y otras cupletistas que marcaron una época

La Fornarina y otras cupletistas que marcaron una época: mujeres ayer admiradas, hoy olvidadas

viernes, 26 de septiembre de 2014

RECOMENDACIONES: "Vestidos para posar"


Una recomendación para todos, especialmente para los que vivís en la Comunidad Valenciana.
Del 25 de septiembre de 2014 al 11 de enero de 2015, se celebra en el Centre del Carme de Valencia, la exposición: "Vestidos para posar. Retratos de Sorolla e indumentaria contemporánea".

Raquel Meller, según Sorolla (1918)
Como ya sabéis todos los aficionados al cuplé y su época, a Sorolla le interesaron de manera muy especial ciertas figuras del espectáculo y es famoso su retrato de la gran Raquel Meller (desconozco si figura en el catálogo de esta exposición). También supo plasmar con maestría la indumentaria de sus retratados, en línea con otros grandes como su contemporáneo John Singer Sargent.
Lady Agnew of Lochnaw, por Singer Sargent (1892)
La Institución Sorolla lleva años haciendo exposiciones y otro tipo de actividades alrededor de la figura de este gran pintor, todas ellas de gran rigor y exquisitez.
Si podéis ir, no os perdáis esta exposición. Incluso si no os interesan el cuplé ni la moda, Sorolla es un gran pintor cuya obra siempre merece la pena revisitar.

domingo, 14 de septiembre de 2014

LAS OTRAS: Conchita Ledesma (y III)

Conchita Ledesma, portada de Mundo Gráfico el 4 de diciembre de 1918
En septiembre de 1917, tras una breve enfermedad, debuta Conchita en el Trianón Palace de Madrid. Actúa junto a ella una joven y longilinea bailarina, Carmelita Sevilla, que se ha convertido en la revelación de la temporada. A su lado, la oronda Ledesma no sale bien parada: "Conchita está hoy más hermosa que nunca. En belleza no hay artista que compita con ella. Pero en arte -¡ay!- está también lo mismo que antes. Dice con gran afectación y es su voz un desagradable contraste con su hermosura. Fue muy aplaudida ¡y es que es tan bella, tan bella!". Sus actuaciones, a pesar de los aplausos del primer día, no son bien recibidas por el público y al final es sustituida por un valor seguro: Olympia d'Avigny (os remito a las entradas a ella dedicadas en este blog).
Conchita en 1917, luciendo los escogidos atuendos escénicos
que tanta fama le dieran de elegante
Sin embargo, su actividad es imparable durante estos años. De hecho, de 1917 a 1919 trabaja sin descanso. Algo tendría, a pesar de su voz destemplada, que convencía a los empresarios para contratarla. Y entre ese "algo" destacaba la publicidad que siempre se hizo de ella en los medios de entonces. La agencia de Parish nunca escatimó en gastos en lo que se refiere a la promoción de Conchita y que contribuyó, en gran medida, a su contratación y fama. Fueron especialmente eficaces las elogiosas críticas "de pago" en revistas especializadas como el Eco Artístico. Su belleza y su pasado de (pretendida) reina de la Mi-Carême, hicieron el resto.
Composición fotográfica de la época en la que vemos
a Conchita en diferentes transformaciones escénicas
Después del fracaso en el Trianón Conchita es contratada por el Monte Carlo de Barcelona, de allí pasa al Salón Lloréns de Sevilla (donde siempre fue muy querida). De ahí, derechita al Teatro Circo de Albacete, junto a la bailarina Mireya; después el Salón Kursaal de Melilla junto a Mercedes Serós; a continuación al Eslava de Jerez de la Frontera, y vuelta al Lloréns de Sevilla, donde termina 1917 actuando junto a otros artistas de las variedades, como Eugenia Roca, Palmira López o Les Boronski, bailarines cosmopolitas que fueron primeras figuras del género.
Les Boronski bailando un fox-trot,
una imagen para toda una época
El año 1918 comienza bien para la madrileña, actuando en el Gran Teatro de Córdoba justo antes del debut de Raquel Meller. Después de sendas actuaciones en el Calderón de Valladolid y el Rojas de Toledo, se toma Conchita un pequeño descanso en Madrid para renovar vestuario y visitar a la familia. Y aquí conviene pararse un momento ya que, como habréis observado, en todo lo que hasta ahora os he contado de Conchita no aparecen apenas menciones a su vida personal. No hay novios, maridos, amantes, amigos o amigas que hayan sido mencionados, ni relación alguna que haya sido insinuada. Y es que no hay nada: la vida personal de Conchita fue siempre de una discreción absoluta, ejemplar diríamos, si exceptuamos el incidente con el coche en la Semana Santa de Valencia. De aquel caballero francés que la acompañaba -que bien pudiera haber sido el chófer- no se volvió a hablar y todo se queda, pues, en pura especulación.
Conchita pidiendo perdón por lo poco interesante
que fue su vida privada: ¡aún no existía la "prensa rosa"!
Del 25 de abril al 5 de mayo de 1918 estará actuando en el teatro Pinacho de Vigo donde, al igual que el sevillano Lloréns, fue contratada en múltiples ocasiones. Tras una pequeña gira por el noroeste y norte de España, debuta el 20 de mayo en el Príncipe Alfonso de Madrid y a continuación debuta en el Teatro Circo de Zaragoza. En julio le surge un contrato en casa, y nunca mejor dicho. En el Price de Madrid (el teatro de su agente, Leonard Parish), ofreciéndose como reclamo publicitario el lucimiento por parte de la artista de su fastuosa colección de mantones de Manila.

Mantón negro (un clásico) con un motivo
de "chinerías", colocado a modo de vestido
Otro de sus preciosos mantones, (imposible
saber los colores originales) con sonrisa incluida
Mantón con fondo marfil o blanco y grandes
rosas bordadas, con flecos de gran longitud
 
Cuando se despide del Price, la crítica le machaca: "... es una hermosa mujer pero el oído sufría horriblemente escuchando su voz destemplada, su falta de vocalización y su carencia absoluta de sentimiento artístico". Estas críticas son más benévolas, incluso entusiastas, con un curioso compañero de escena que ha actuado junto a Conchita en el Price esta temporada, el inclasificable Egmont (o Edmond) de Bries, transformista e imitador de estrellas y una estrella de gran magnitud por méritos propios.
Egmont de Bries merece entrada propia,
con esa peineta no podía ser menos...
En octubre de 1918 Conchita vivirá uno de los momentos más tristes de su vida.El suceso aparece hasta en la prensa: la tarde del tres de octubre, un hombre de edad avanzada se siente repentinamente enfermo mientras pasea por la Red de San Luis de Madrid. Unos transeúntes lo montan en su coche y lo llevan a la Casa de Socorro más cercana (el equivalente a las Urgencias de hace un siglo), pero antes de llegar ya ha fallecido. Por los papeles que porta encima se averigua que se trata de Mariano Ledesma, picador de toros, el padre de la famosa cupletista Conchita Ledesma.
Las penas de la vida afectan a todos por igual,
cupletistas de éxito incluidas
Aunque se hallaba muy unida a su padre, Conchita tiene que continuar con su carrera y sigue trabajando. Después del entierro parte hacia Lisboa, donde actúa en el Grande Salao Foz durante un mes. Los portugueses pagaban bien -mejor que los empresarios españoles- y un contrato como éste no podía ser desperdiciado. Muy probablemente la Ledesma, al igual que muchas otras de sus compañeras, se convirtió en el principal sustento de su familia. No era raro que se hicieran cargo de sus padres -en tiempos sin pensiones ni sanidad pública- e incluso de hermanos y otros familiares.
El caso es que Conchita termina tan triste año actuando en el Principal de Cartagena, de nuevo junto a Pastora Imperio.
Bajo su aspecto frívolo y su natural simpatía,
escondía Conchita un corazón responsable y generoso

El año 1919 será también provechoso, pero empezará a marcar su decadencia como figura cotizada. Trabajará por toda España, especialmente en Andalucía (el Lloréns de Sevilla, el Parque Alfonso XIII de Granada o el coliseo Moderno de Río Tinto, entre otros) y Madrid. En su ciudad es contratada en el muy completito Ideal Rosales (teatro, casino y restaurante) donde la empresa ofrece por las noches velada de souper tango con veinticinco señoritas. Este souper, que tenía un poco de cena y un mucho de alterne, ofrecía a los caballeros la posibilidad de bailar con mujeres jóvenes y bonitas por un pequeño extra en la consumición. En los años dorados del cuplé eran las propias artistas las que hacían (o no) foyer, actividad provechosa tanto para ellas como para la empresa y que le daba prestigio al teatro donde se realizaba. Ahora ya no hace falta ser artista ni tener ningún tipo de talento. Los tiempos están cambiando.
Con los años, la reina de la belleza se convirtió
en una señora de abundantes atributos
Cuando en diciembre de 1919 actúa en Cuenca, la crítica local define a Conchita como  la "ex reina de la Mi-Carême, hoy respetable jamona". No se puede ser más cruel. Y lo cierto es que 1920 no será precisamente el mejor año de la cupletista. Con un físico algo deteriorado y que ya no está de moda, y reconociendo que nunca pudo ofrecer mucho más que su belleza (talento nunca tuvo, de su voz ni hablemos), le llega el momento de plantearse la retirada. Como tonta nunca fue y siempre tuvo una numerosa corte de admiradores, cuando en los años veinte se dedicó a disfrutar del dinero ganado y poco más, se encontró nuestra reina de la belleza con unos cuantos pretendientes dignos de tener en cuenta.
Bonito perfil de Conchita, en sus últimos tiempos de fama,
preparada para convertirse en toda una señora respetable
Cuando ya en 1930, Álvaro Retana hace una de esas semblanzas de cupletistas retiradas u olvidadas a las que era tan aficionado, recuerda de la Ledesma apenas tres cosas a tener en cuenta: que fue la única reina española de la Mi-Carême, que cantaba con voz de grillo y que consiguió casarse de manera ventajosa... o acaso no tanto. La anécdota que cuenta no tiene desperdicio: "Hace poco se casó Conchita en Úbeda en artículo mortis con un rico propietario, que tuvo la suerte de no morirse del todo para disfrutar con su esposa de un Paraíso de venturas matrimoniales".
Sin duda le deseamos a Conchita la mayor de las venturas matrimoniales posibles. No tengo más datos al respecto.Como siempre, espero la colaboración de los lectores para saber un poco más sobre la vida de la madrileña que fue reina de la belleza de los mercados parisinos. Toda una bella olvidada, digna de ser rescatada de ese olvido.


Anexo fotográfico

Por primera vez me he encontrado un personaje con más material gráfico que biográfico. Conchita Ledesma fue una de las reinas indiscutibles, no ya de la belleza, sino de la tarjeta postal. Hay infinidad de imágenes de ella que no he podido incluir en su biografía, por variados motivos, y que ahora os dejo aquí para que las disfrutéis tanto como yo las he disfrutado.

Conchita con sillita verde y primoroso vestido de tul rizado

En la misma sesión de fotos, esta vez sin colorear

Otro de sus anuncios publicitarios



Tres preciosas imágenes caracterizada para actuar
en "La gatita blanca", un clásico del género chico

Con mantilla de blonda y pose relajada

Otra caracterización, esta vez como juez
(algo impensable en una mujer de la época)

La inevitable postal con peineta y mantón,
la pose más clásica de la cupletista aflamencada

Y por último, tal y como aparecieron en la prensa francesa, las reinas de la Mi-Carême de 1906.
En el centro la finalmente elegida, a la izquierda de ella, nuestra Conchita.
A la derecha la italiana, que despertará comentarios no exentos de cierta polémica...

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