La Fornarina y otras cupletistas que marcaron una época

La Fornarina y otras cupletistas que marcaron una época: mujeres ayer admiradas, hoy olvidadas

martes, 30 de diciembre de 2014

FELIZ AÑO NUEVO

Os dejo un enigma con esta fotografía de finales del siglo XIX:
¿antes del Photoshop la imagen era la realidad o siempre ha sido un engaño?

Ya está aquí. Se acabó, o está a punto de hacerlo, el año 2014.

De lo que será 2015 no tenemos la menor idea. No valen -nunca lo hicieron- las premoniciones y predicciones de los videntes. El año nuevo es un lienzo donde aún podemos pintar algo. El resto lo dejaremos en manos de los hados.

Si algo me ha enseñado este blog es que nada hay nuevo bajo el sol. La historia se repite una y una y otra vez. Hay belleza y felicidad. También existe lo... demás.

Yo sólo puedo desearos belleza y felicidad.

( Aunque siempre haya habido truco: ved la imagen, adivinad el enigma).

sábado, 13 de diciembre de 2014

Intermedio:Una navidad de cuplé en 2014

La guapa Victoria Nieto os desea unas felices navidades del año... 1914
Aquí están de nuevo las entrañables e inevitables fiestas navideñas. Pero no nos pongamos negativos. Decir que no nos gusta la navidad no es rasé, no está de moda y no mola nada. Así que si queréis ser más modernos y más felices, zambullíos de lleno en la Navidad del 2014, que tiene sus cosas buenas.
Pero si aún así consideráis que esta época del año se ha convertido en la gran fiesta del consumo y que ha perdido su más profundo significado, no os preocupéis que aquí os dejo una entrada sobre lo que fueron unas navidades de antaño, concretamente las navidades de 1914.
Si preferís aquel mundo del cuplé, si pensáis que cualquier tiempo (navideño) pasado fue mejor, éste es vuestro lugar. Sacudíos la depresión y disfrutad de esta entrada porque una cosa sí que es cierta: hace cien años no estábamos en este mundo y no hubiéramos tenido que cenar con la familia en Nochebuena.

El marco histórico

Empezamos mal. Hace  exactamente cien años Europa estaba en guerra. Una guerra tremenda, de las muy "gordas". De hecho se le llamó en su momento la Gran Guerra. Después pasó a ser la Primera Guerra Mundial. Se le llame como se le llame, un auténtico horror y un auténtico desastre.

"Convoy de prisioneros alemanes conducidos por tropas inglesas a los puntos de
concentración en Francia" (ilustración de Mundo Gráfico en diciembre de 1914)
"Soldado del ejercito alemán, alojado en una aldea de Flandes,
compartiendo su rancho con un niño abandonado"
(primero ocupo tu país y mato a tus padres, después te doy de comer)

Las modas 

A pesar de la guerra, la vida sigue. Especialmente en los países neutrales como España. Aquí se seguían las modas parisinas que, paradójicamente, vivían momentos de crisis bélica y no se podían desarrollar como hubiera sido deseable. Pero también rondaban por ahí los cada vez más pujantes e influyentes EE.UU. de América. En moda, el estilo (obligadamente) más sobrio de este período contrasta vivamente con los excesos de la Belle Époque. Las mujeres se han despojado del corsé y pueden, liberadas de ballenas y estrecheces, ponerse "moradas" en las comilonas navideñas. Les queda poco: en los años veinte el ideal femenino será de una delgadez andrógina. Pero mientras tanto, en los tiempos del cuplé, las señoras pueden seguir permitiéndose el lujo de estar tan rellenitas y apetitosas como un pavo al horno.
Esta capa de paño, cortada al bies y plisada en la espalda,
fue una de las prendas estrella del invierno de 1914
(la expresión de vampiresa era optativa) 
Para la noche, vestidos de talle alto inspirados en la antigüedad griega.
Su aparente sencillez se sustentaba en frunces estratégicos y tejidos de gran caída
(la clave era la languidez y la única que podía mantenerse tiesa era la pluma)
"Peinado de señorita, visto de perfil y de frente. Se ejecuta con el cabello liso,
reunido en la nuca formando un sencillo rodete sostenido por peinetas
de fantasía. Un flequillo corto y rizado vela la frente"
La actriz de teatro Mercedes Pérez de Ayala luciendo un soberbio tocado con aigrettes
y un vestido línea imperio, con un impresionante collar de oro y corales

Mademoiselle Lucie, gentil artista francesa de variedades,
lleva un sombrero negro con amazona blanca, un estilo
muy belle époque y al que le queda poco tiempo de vida

Las comilonas

La gente celebraba los ágapes navideños en familia, sí, lamento decirlo, pero entonces como ahora en Nochebuena y Navidad se cenaba y se comía con familiares y allegados varios. Si te invitaban, llevabas un detallito (ver el capítulo dedicado a los regalos) y si recibías en casa te esmerabas en el empeño hasta la extenuación. En esto poco hemos cambiado.
A continuación varios ejemplos de menús navideños de 1914. No incluyo receta, sería inútil, ya comprenderéis por qué.
"Anguilas aderezadas con mantequilla de Flandes servidas en terrina de barro de forma de estrella. Faisán relleno de jamón trufado, guarnecido con criadillas y coles de Bruselas. Anguilas a la gelatina servidas en terrina de barro de forma cuadrada. Pastel de liebre trufada, guarnecido con gelatina perfumada con esencia de limón. Bizcocho bañado con crema de chocolate, guarnecido con guindas y arabescos sobrepuestos de mantequilla, batida con vainilla"

"Jamón en lonjas, servido con rollos de hojaldre, rellenos de un picadillo de perdiz trufada. Pescadillas fritas, guarnecidas con rodajitas de clara de huevo duro y alcachofas rellenas. Turrón de piña, dispuesto en una bandeja de cristal, rodeado de frutas en dulce, cortadas en forma de flores, triángulos y cuadritos. Lubina al gratín, guarnecida con huevos duros y medios limones, cortados en forma de flores"

"Pavo trufado, guarnecido con gelatina y cogollos de coliflor, preparados con salsa blanca. Manojito de setas preparado para guarnecer platos de solomillo o ternera"
Para lucir tan elaboradas y magníficas viandas, nada mejor que estos manteles bordados. La sencillez y el minimalismo no estaban de moda en las mesas de 1914.
La profusión de encajes, puntos calados y jaretones de los manteles de la época
chocaban con el estilo cada vez más rectilíneo y sobrio en la decoración
Los profusos calados pedían visos (forros para la mesa) en colores
vivos como el rojo naranja, el verde musgo, el maíz y el azul porcelana
La cancionista Emma, ligeramente encorsetada, disponiéndose
valientemente a una de las cenas anteriormente expuestas 

Los regalos

En regalos la cosa ha cambiado poco en estos cien años: la botella de vino, la caja de bombones, la corbata, el frasco de perfume, los juguetes para los niños... más o menos lo mismo que ahora con alguna notable excepción. Por ejemplo, la lencería. Regalarle a tu novia o esposa un bonito conjunto de ropa interior era algo impensable, a no ser que se tratase del ajuar dispuesto por una madre o alguna mujer de la familia con tiempo, dedicación y cantidades industriales de tela a su disposición.
Estos ajuares se hacían a mano y nacían con vocación de durabilidad de por vida. Aquí os dejo algunos ejemplos.
Conjuntos de camisa y pantalones (pololos) de hilo,
con sus obligados entredoses y lazadas de raso
Más conjuntos interiores, esta vez con la "sencillez"
y la "comodidad" que aportaban los plisados
Y por último, camisones de muselina y nansú (batista fina), un estilo para todas las épocas
Entre los regalos más populares se encontraban los perfumes o las aguas de colonia, dependiendo de las posibilidades económicas de cada uno. Incluso los jabones de tocador, considerados como artículo de lujo, podían ser un buen regalo para las señoras (y para algún que otro caballero).
Perfume "White Rose" de la California Perfume Company
El jabón "Flores del Campo" prometía permanencia
Y el de "Heno de Pravia" suavidad
Para los hombres, aparte de las socorridas corbatas, el regalo estrella era el reloj. Se llevaban los de bolsillo (para el chaleco) aunque empezaban a estar de moda los de pulsera. Unos gemelos haciendo juego eran ya el acabose.
Estos relojes de bolsillo para caballero con caja de oro y brillantes,
todo un lujo al alcance de muy pocos, costaban entre las 100 y las 350 pesetas
Los gemelos de oro de 18 k con diamantes finos
en "modelos clásicos de novedad y buen gusto" 


Los viajes

Viajar era cosa de ricos. Los destinos favoritos, en tiempos sin aviación comercial, no pasaban precisamente por las playas caribeñas si vivías en Europa. Aquí estaban de moda los deportes de invierno y los españoles pudientes preferían Suiza para estas actividades. Aunque siempre se podía hacer algún viaje corto y de tipo cultural, como por ejemplo a la sobria y castellana Segovia. De todos modos, viajar no era la prioridad en la que ahora se ha convertido; estos tiempos en los que no eres nadie si no pasas todas o parte de las navidades en algún exótico destino.

Vista del Alcázar de Segovia tal y como era en 1914. El monumento,
después de una guerra, no ha sufrido grandes cambios, no así el entorno natural

Vista del pueblo de Davos Dorf en 1914
Davos Dorf en la actualidad

Los inevitables

En toda navidad (en este caso española) hay unos clásicos inevitables que se repiten año tras año. El turrón, la lotería, las iluminación navideña, las campañas benéficas,... Excepto por la retransmisión de las campanadas por la televisión y unos pocos detalles más, las navidades de hace cien años tenían ya algunos de los clásicos inevitables que aún mantenemos. Algunas veces, a nuestro pesar.
El Gordo de la Lotería de 1914 correspondió al número 50.047 y cayó en Ripoll (Girona)
Ahora se llaman de otra manera, pero tras las comilonas navideñas
los antiácidos han sido y serán siempre un clásico inevitable

La sidra El Gaitero, tal y como se publicitaba hace cien años
En la actualidad ha perdido el calificativo de "sidra champagne"
La reina Victoria Eugenia visitando a los niños ingresados en el
Hospital de San Rafael, atendidos por los hermanos de San Juan de Dios
Por entonces no existían las macro fiestas de Nochevieja, pero había locales
para la juventud como éste cuyo reclamo era el de reunir
a "todas las artistas de variedades" 

Los espectáculos

Si durante todo el año la oferta de espectáculos en cartel era abundante, en Navidad se convertía en abrumadora. Era costumbre asistir a representaciones de todo tipo en estas fechas, incluso en la misma Nochebuena (antes o después de la cena), el día de Navidad y no digamos en la más "golfa" Nochevieja.
Había quien prefería el teatro serio y la ópera. Había quien optaba por las variedades y el cuplé. Y también había, y eran legión, los que iban indistintamente a unos y otros espectáculos. Recordad, la televisión, los smart-phones e internet no existían. Pero sí existía ya el cine, que comenzaba a vivir su época de mayor popularidad.
Esta temporada, en el Liceu de Barcelona triunfan dos figuras extraordinarias
de la ópera: el italiano Titta Ruffo y la española Elvira de Hildago,
posteriormente maestra de canto de María Callas
En el Teatro Real de Madrid triunfa Genoveva Vix en "La Traviata",
aunque sus méritos se basaban más en su belleza que en la voz
En el Teatro Español se estrena la tragedia en verso "Aben Humeya"
En el Apolo, algo más digerible y ligero: "Te la debo, Santa Rita"
En la Zarzuela "¡Al fin solos!", opereta de Lehar, un género en auge
En el Martín triunfa otra opereta, "El soldado de cuota"
Y en el Price, la película "Cabiria" (con guión de Gabriele D'Annunzio) se convierte en una de las primeras superproducciones de la historia del cine en tener un éxito masivo

Las cupletistas

Este es un blog sobre el cuplé, ya lo sabéis. Así que ellas no podían faltar. El género está en su momento más alto y se ha adecentado convenientemente con la llegada del cuplé sentimental y dramático. Los excesos sicalípticos comienzan a ser cosa del pasado pero todavía quedan unas cuantas chicas vistosas e insinuantes (con mayor o menor talento), que se incorporan alborozadas al mundo del cuplé.
Adela Lulú, también conocida como Adelita Lulú, la Bella Lulú o Lulú a secas,
está triunfando en las navidades de 1914 después de años de esfuerzo
Ángeles Otteín, soprano de las serias, nos dejó esta pose digna
del cuplé y por eso la incluyo en este apartado
A "La Criollita" le dedicó Nuevo Mundo en Navidad una portada
que más digna hubiera sido del número del Día de Difuntos
(lo que ahora viene siendo Halloween, para entendernos)
María Mosquera, la gentil "Flérida", empezaba a hacerse
un hueco en el mundo de las variedades selectas

Tambien Frú-Frú triunfa en las navidades de 1914 y aunque
su carrera fue corta nos dejó su bonita sonrisa

Epílogo

Entonces como ahora las navidades eran lo que son. Ninguna nostalgia de tiempos pasados puede hacer que pasemos con mejor o peor talante una época determinada. Nada fue mejor entonces ni es mejor ahora, ni tampoco peor. ¿Era entonces la gente más ingenua, más natural y sencilla? ¿Hay ahora una mayor igualdad social? ¿Es posible cocinar como entonces se hacía? ¿Era mejor Adelita Lulú que Lady Gaga? Ahí os dejo tan trascendentales y filosóficas preguntas.
Y mientras encontráis la respuesta, pasadlo bien que esto dura poco.

Os deseo la mayor de las felicidades esta Navidad de 2014 y para el Año Nuevo de 2015.
Aunque también os deseo esa felicidad cualquier otro día del año.
Y que me sigáis leyendo...

DEDICADO A TODOS MIS LECTORES, A TODOS LOS AFICIONADOS AL CUPLÉ, A TODOS LOS BLOGUEROS Y, ESPECIALMENTE, A MI AMIGA MARGA DE "EN ATENEO"


jueves, 4 de diciembre de 2014

LAS OTRAS: Rosita Fortuny

Rosita Fortuny, cupletista olvidada, en su época de máximo esplendor
Este blog me ha dado mucho. Mucho más de lo que yo haya podido poner en él.
Ni el tiempo ni el esfuerzo (a veces, incluso el dinero) que en él haya empleado son, ni de lejos, mayores que las satisfacciones que me ha proporcionado. La mejor de todas, ser leída y seguida por personas aficionadas al cuplé o que gracias a este blog lo han descubierto. No es menor la satisfacción personal de ver recompensada cada investigación con descubrimientos asombrosos sobre las vidas de aquellas mujeres o sobre la época que les tocó vivir.
Pero sin duda lo más emocionante ha sido el poder tener algún tipo de contacto con las personas, vivas y reales, que tienen o han tenido algún tipo de relación con esas "otras del cuplé" a las que me dedico desde hace cuatro años.
La mayoría de las veces son familiares que me aportan algún dato biográfico o requieren información sobre una olvidada antepasada. En este sentido me he encontrado de todo: desde orgullosos nietos a pudorosas sobrinas nietas, pasando por "investigadores" familiares que sospechan que alguna vez hubo una tía abuela o una bisabuela que fue una descocada cupletista y de la que apenas se hablaba en casa por vergüenza o simple desinterés.
Pocas veces tienen algo que aportar ya que el inclemente tiempo ha hecho de las suyas. Apenas les queda alguna foto, alguna carta, alguna joya, la mayoría de las veces simplemente veladas referencias y rumores. Hay terribles olvidos, aquellos impuestos por una supuesta deshonra familiar -descender de un hijo natural de cupletista, por ejemplo.
Sin duda todos tenemos en nuestras familias algún "esqueleto en el armario". Pero es triste ver cómo esas mujeres del cuplé, trabajadoras, generosas y de abundantes atributos, han devenido en esqueletos familiares.
Descocada e inconsciente cupletista, feliz de la vida
ignorando que su familia se avergonzará de ella en el futuro
Y por todo lo expuesto, si alguien me pide que investigue a su antepasada cupletera y me autoriza a contar lo que de ella pueda saber, estoy dispuesta y disponible a hacer todo lo que esté en mi mano. Y esta entrada es un ejemplo de ello.
Hace unos meses me escribió uno de estos familiares, una mujer, de la que por supuesto no daré el nombre ni ningún dato más (su privacidad es sagrada para mi), que me solicitaba información sobre Rosita Fortuny, cupletista en activo hace cien años. La historia era triste, bonita, entrañable y, desgraciadamente, muy corta. Yo no había oído hablar de esta artista y, sin embargo, ahí estaba. Para mi sorpresa se fue dibujando la figura de esta mujer, destacándose cada vez más nítidamente de entre las brumas del tiempo.
Y a continuación os dejo lo que he conseguido descubrir. Hay más dudas que certezas: he hecho lo que he podido, no mucho pero con mucho cariño, el que siempre pongo en este blog.
Sobre todo debo dar las gracias a la persona que se interesó por Rosita y tanto me ha aportado sobre ella. Posee en la actualidad lo poco que de la Fortuny ha quedado, casi por azar pero sin duda con el mayor de los merecimientos.

Rosita Fortuny, cupletista

Fue Rosita, siento decirlo, una figura secundaria y oscura en el mundo del cuplé. No todas las cupletistas fueron famosas y se hicieron ricas. Muchas tuvieron carreras cortas y llenas de sinsabores. Algunas se liberaron de la esclavitud de la escena gracias a la del matrimonio (si éste salía bien, que no siempre era así) o a generosos y sucesivos admiradores (éstos solían dar excelentes resultados).
En cambio otras chicas del cuplé tuvieron vidas privadas trágicas que, en algunas ocasiones, fueron además excesivamente cortas. Este último es el caso de Rosita Fortuny. Murió joven, después de una carrera exigua que se significó más fuera de nuestras fronteras que aquí. Conoció algo de la fama, algo de la fortuna y, sin duda, algo del amor. Pero no parece que nada de esto le saliera demasiado bien.

Rosita, muy seria y elegante, posando con sus mejores
galas en esta preciosa postal de la época
Aragonesa, probablemente originaria de algún pueblo de Teruel, nació hacia finales de los años ochenta del siglo XIX. Conviene aquí recordar el gran número de cupletistas que dieron las tierras aragonesas, tales como Raquel Meller, la Preciosilla u Ofelia de Aragón, entre otras. Algo había en aquellas tierras por aquella época que le fue muy propicio al estilo del cuplé.
Su apellido artístico, Fortuny, era en realidad el de su padrastro. Su madre debió casarse en segundas nupcias y nada sé de su apellido auténtico. Pero de muchas cupletistas nunca se llegó a saber cual era éste o incluso su verdadero nombre, aunque en este caso me inclino a pesar que Rosita era una Rosa auténtica de nacimiento, o mejor dicho de partida de bautismo.
Fotografía antigua de la Plaza del Seminario de Teruel
(fuente: www.pasapues.es)
Como todas las chicas del cuplé empezó muy joven en los escenarios y así tenemos las primeras referencias de sus actuaciones alrededor de 1910. En Madrid actúa en el Salón Madrid,  muy conocido por los lectores de este blog y por los aficionados al cuplé ya que era un "distinguido antro" donde empezaron muchas artistas. Los cuplés de Rosita se consideraban como "intencionados", de tipo sicalíptico, y en este local la clientela no pedía mucho más ni esperaba mucho menos. De allí pasa al Royal Kursaal, bastante más fino en cuanto a parroquianos y donde compartirá cartel con la encantadora Tina Meller (hermana de Raquel Meller), la Tanguerita y  Criollita. Todas tan jóvenes que, en la actualidad, simplemente no tendrían edad legal para trabajar y al empresario del Kursaal le hubieran metido directamente en la cárcel por corruptor de menores. Las obritas representadas, puro género ínfimo, tenían nombres tan sugestivos como "Dos colegialas... modelo" y "Las hijas de Loth".
Bailarina más que cupletista, la Criollita tuvo una
carrera artística corta pero muy bien aprovechada
Es en el Kursaal donde, debido a su actitud y a su repertorio, apodan a Rosita como "La reina de la pulga". Antes de ella lo había sido Chelito, aún antes Pilar Cohen y, prácticamente en la prehistoria del cuplé, la primera de todas ellas: Augusta Bergés, la frescachona alemana que fue la primera en buscarse una quimérica pulga sobre el escenario, desprendiéndose lenta y oportunamente de gran parte de su atuendo. Atendiendo al número de la Bergés, podemos suponer qué era lo que la Fortuny hacía en escena para que le valiera el apodo de "reina de la pulga", quince años después de la alemana. Eso sí, hay que dejar muy claro que no se trataba de lo que ahora conocemos por un striptease, ya que la cupletista se quedaba en (abundante) ropa interior, compuesta por camisa, enaguas, pololos, medias, zapatos y tocado o sombrero. De todas maneras, por entonces era considerado como el más atrevido de los números.
En uniforme de cupletista y pose sugerente, casi de cancán,
Rosita nos enseña sus primorosos botines de lazada
Aunque el público de estos locales seguía en 1910 encandilado con los cuplés intencionados y las poses atrevidas de Rosita, parte de la prensa especializada no era igual de benevolente con ella. Con motivo de su debut en el Royal Kursaal, un tal Palanques, crítico del Heraldo Militar, nos describe así su actuación: "(Rosita Fortuny sería aplaudida) si no cantara esas tonterías con que se cree entusiasmar al público. Aunque por ello oiga aplausos, tenga en cuenta que éstos no son otorgados a la meritoria labor de la artista, sino a la sicalípsis de mal gusto que sus couplets encierran". Hay dos cosas a tener en cuenta: Palanques considera la actuación de Rosita como "meritoria" y su periódico, el ultraconservador Heraldo Militar, nunca fue precisamente un entusiasta defensor de los transgresores dislates del cuplé sicalíptico.
Postal francesa de Rosita, "españoleando" en pose muy flamenca
Pero Rosita, como tantas otras chicas de su promoción, es inaccesible al desaliento. Continúa trabajando y ganando sus buenas pesetitas por los escenarios de toda España, especialmente en Madrid, Valencia y Barcelona. Si bien es cierto que los locales donde actúa no son los mejores del género, también es verdad que tuvo el acierto de comenzar desde abajo, puliendo su estilo. En algún momento un cazatalentos de los que abundaban por los locales de variedades consideró que la Fortnuy era un valor digno a tener en cuenta. Por su estilo y aspecto, estas dos tarjetas postales francesas que aquí os ofrezco pertenecen a un tiempo en el que una jovencísima Rosita seguramente viajó a Francia, quien sabe si a París. Una cosa sí puedo aseguraros: nuestros queridos vecinos no contrataban a cualquiera ni hacían postales de cualquier artista (las había a cientos), así que podemos pensar que, o bien actuó allí o se le hicieron estas fotos como promoción para futuros contratos.
Bonito perfil de la cupletista, luciendo un soberbio mantón
que acompaña a la gallarda y coquetona pose
Y los contratos surgieron, pero no precisamente en París. Rosita realizó lo que se llamaba por entonces "una brillantísima tournée por América", triunfando especialmente en Cuba. El tiempo que allí pasa es difícil de precisar, pero podemos considerar que estuvo al menos dos años por tierras americanas y que estableció en La Habana su domicilio provisional, actuando principalmente en los teatros y salones de la capital cubana. Ha tenido suerte ya que es allí donde las artistas españolas ganan más dinero y más queridas se sienten. Los cubanos no sólo pagan bien, también son más fieles, cálidos y desinhibidos como público que los españoles.
 Interior del Café de La Habana en 1900
(fuente: el excelente blog cubamaterial.com)
Sea como fuere, Rosita regresa a España (siempre se vuelve) y aquí sigue actuando durante unos años haciendo el tour que todos los artistas de variedades realizaban: temporadas más largas en los teatros de las grandes capitales y giras por provincias, especialmente en verano o con ocasión de los festejos de las diferentes localidades. Se la considera una "cancionista graciosa y escultural" y sin duda ha sabido hacerse con su público. La crítica es benévola cuando no inexistente (lo cual podía ser muy buena señal) pero en 1913 y con ocasión de su debut en el Royal Concert de Barcelona, nos encontramos con el típico crítico feroz que no sólo arremete contra su arte ("no vale nada, nada, nada") sino que además nos pasma añadiendo: "y que conste  que respetamos la edad de esta señora, cuyos pies besamos para que no crean que nos burlamos de la ancianidad". Teniendo en cuenta que Rosita por esas fechas debe rondar los veinticinco años, el comentario parece no sólo inexacto sino además malevolente. Las cupletistas, incluso las de primera fila, tuvieron que sufrir este tipo de malévola observación sobre sus edades constantemente. Ese desventurado sino lo heredarían más tarde las tonadilleras y las folclóricas.
Rosita en pose de rumba cubana, con el atuendo
que popularizó la hispano-cubana Chelito
Con motivo de  los carnavales de 1914, la revista Mundo Artístico celebra una fiesta en el salón Iris Park de Barcelona. Hay baile, concurso de mantones y disfraces. Para la ocasión se forma un jurado totalmente orientado hacia el cuplé y las variedades: Raquel Meller, Bella Nacra, Lolita Ricarte, Bella Lolita, Tina Desmet, Helene Jordy y Rosita Fortuny. Son todas ellas mujeres guapas y vistosas, artistas de talento que en estos momentos actúan y triunfan en los escenarios barceloneses, primeras figuras de auténtica actualidad. Podemos así suponer que nuestra Rosita ha alcanzado la tan deseada fama y que, al menos durante este año de 1914, se codea con futuras divas como Raquel Meller.
Raquel Meller en 1913, con un aspecto que
nada tiene que ver con su posterior sofisticación
Eco Artístico, la más especializada y profesional de las revistas que se dedicaron a las variedades, publicó una estupenda semblanza de la Fortuny. Hace especial mención a su  tournée por América y a que ahora actúa en Barcelona, donde ha triunfado en el Edén Concert y el Royal Concert durante dos meses consecutivos. La definen como una linda canzonetista, en plena juventud y belleza, de arte exquisito, gracia asombrosa, dicción clara e insuperables dotes escénicas. Considerando el de canzonetista como el más difícil de los géneros, se trata sin duda de una artista de verdad, que sabe realzar las canciones buenas. En cuanto a las otras canciones, las mediocres e intencionadas, pierden su mal efecto ocultando Rosita, con su espíritu culto, sus durezas y escabrosidades. Informa además Eco Artístico que Rosita va a formar un dueto con otra artista (no dicen quién) para hacer un número de canciones y bailes ya que siempre está pensando en su público y no quiere dormirse en los laureles.
Esto último suena un poco a lo que en realidad fue: una velada despedida. El género sicalíptico, aquel en el que Rosita triunfó como "reina de la pulga", no es que se haya batido en retirada, es que ha sido totalmente abatido en el combate. Acercándose a los treinta años una cupletista debe ir pensando en retirarse o adaptarse a una nueva etapa. Si se ha hecho con un capital, como es el caso de Rosita gracias a sus giras americanas, es mejor dejar un buen recuerdo y vivir de los réditos. En todo esto pensaría y todo esto sopesó porque, a partir de 1915, su figura prácticamente desparece de los medios españoles.
Una enjoyada Rosita en pose reflexiva,  preguntándose
qué rumbo seguirá su carrera a partir de ahora
Muy probablemente emprendió otra gira por América, regresando a la Cuba donde tan bien le fueron las cosas unos años atrás. Pero no tardaría en regresar a España. Y a partir de aquí debo contaros todo lo que le sucedió tal y como me ha sido confiado, sin poder apenas aportar nada más.
En fecha desconocida, viviendo en Barcelona, es objeto de un robo que desvela y revela algún aspecto oculto de su vida. Al parecer le son sustraídas sus joyas por una chica que con ella vivía y que se fuga después de haber empeñado o vendido las joyas. Lo más curioso del caso es que el hecho no es denunciado y así se supo, o al menos así se rumoreó, que se trataba de su propia hija. Fruto de una relación secreta a edad muy temprana y conocida su existencia únicamente por los muy próximos, sólo podemos hacer conjeturas sobre lo que sucedió entre ellas. La historia es triste, cosas de aquellos tiempos, tan hipócritas.
Postal de Rosita en ropa de calle, algo bastante inusual
El final de Rosita os lo podéis imaginar, ya que algo os adelanté en la introducción de esta entrada. Muere muy joven, antes de cumplir los cuarenta años, de un derrame cerebral. Algunas de sus joyas que pudieron ser recuperadas tras el robo, desempeñándolas en el Monte de Piedad, Rosita se las deja en herencia a su madre junto con algún mantón de Manila y poco más.
Años después la madre, enferma y sola, es cuidada al final de su vida por una prima hermana. Al morir le deja a esta devota prima todas las cosas que conserva de su hija, la cupletista. Tan devota en el cuidado de su pariente como en las cosas de la religión, la buena mujer no gustaba hablar de su sobrina segunda ya que "se había ido por el camino equivocado". Sólo dejó de su semblanza de Rosita el rumor sobre la hija que tuvo de soltera y que había vuelto de Cuba "con un montón de joyas que a su madre no le cabían en el alda de la saya".
Años después, parte de estas joyas son vendidas para tratar a una hija suya de una grave enfermedad. Esta niña crece, hereda las joyas y, a su vez, se las deja a su hija: la persona gracias a la cual he sabido de la existencia y el destino de Rosita Fortuny, cupletista.
Una curiosa historia de mujeres que heredan de mujeres, no sólo joyas y mantones, también una historia que contar y de la que cuidar amorosamente a través de los años. Gracias a ellas, Rosita Fortuny, la cupletista, sigue aún viva en nuestra memoria.
Al fin y al cabo, "el arte es largo y la vida es corta".

Las joyas de una cupletista
A continuación os dejo un testimonio gráfico excepcional: las joyas de una cupletista.
En su mayoría conservadas tal y como fueron hace cien años, son la muestra de un estilo ya perdido pero, sobre todas las cosas, nos deja constancia de toda una carrera artística y de un modo de entender la vida ya perdido.
Para una chica de los tiempos del cuplé, sin seguridad social y sin planes de pensiones, las joyas se convertían en la mayor y más segura de las inversiones. Rosita Fortuny no fue la excepción a esta regla. Y aunque parte de estas joyas se vendieron en su momento para costear necesidades vitales de sus herederos, alguna ha llegado hasta nosotros.
No es usual, más bien se trata de un caso excepcional y reconozco que ha logrado emocionarme. Espero que a vosotros también os emocione o al menos os interese este testimonio del pasado.
Medallón de 1917 con las iniciales de Rosita Fortuny
Un impresionante anillo de estilo modernista
El anillo anterior, tal y como queda puesto
Broche modernista, con un rubí engastado
Otro broche con lo que parece ser un zafiro.
Los rosetones de estilo oriental (japoneses o chinos) formaban parte de la
hebilla de un cinturón, posteriormente convertidos en un broche y un colgante
Corazón de perlas que, en su interior, guardaba dos fotografías
Preciosos pendientes de oro con diseño floral
Detalle de la caja de los pendientes: "La flor de Cuba", joyería,
FEDERICO ESTRADE, Calle Platería Nº 10, Barcelona
Medallón con motivo de pájaro y rubí,
también se abre para llevar fotografías en su interior
Extraordinario anillo de oro con gran gema en talla baguette
Pendientes de oro y rubíes (personalmente, mis favoritos),
también llamados "pendientes de labradora de gala"
Impresionante rosario de oro y coral
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