La Fornarina y otras cupletistas que marcaron una época

La Fornarina y otras cupletistas que marcaron una época: mujeres ayer admiradas, hoy olvidadas

jueves, 18 de noviembre de 2010

LA FORNARINA VI: Llega el éxito

La Fornarina de su primera época: encanto provocativo

Ya hemos visto que 1902 es el año del despegue de Fornarina. Consigue sucesivos contratos en diferentes teatros madrileños como Actualidades, Salón Japonés o el Romea. Las carteleras de los periódicos de la época nos van mostrando entre líneas la tímida pero imparable evolución de la cupletista, así como nos informan de los puestos que va escalando a medida que su fama y su caché aumentan en los diferentes espectáculos en los que interviene.
Así la vemos en marzo de 1902 actuando en el Japonés "con toilettes orientales" en segunda sección, detrás de un gran elenco de artistas de variedades y otras cupletistas.
A finales de año está en Romea compartiendo escenario con Chelito (la de "La Pulga") y Bella Belén (la de "El morrongo"), apareciendo en tercer lugar. En el siguiente espectáculo es ya la segunda, detrás de Bella Chiquita y antes de Gardenia y otras cupletistas menos conocidas.

La Chelito, otra de las grandes,
fue compañera y rival

En enero de 1903 tiene uno, acaso el primero, de los que serían sus célebres encontronazos con el público: Fornarina replicó con "ciertas frases" a algunos bullangueros espectadores del Romea y por el escándalo resultante hubo de ser suspendida la representación. Lo mejor de todo: en la función del día siguiente se volvió a repetir el "numerito". Ni Fornarina era de las que se callaban ni el respetable lo era tanto.
En los carnavales de 1903 se hace célebre una aparición suya en el baile de máscaras que la Asociación de la Prensa celebra en el Teatro Real: "... en vistoso desfile de arlequines y sobre un artístico palanquín ... fue ovacionada la hermosa y escultural Fornarina, que dio vuelta al salón luciendo en maillot las admirables líneas de su figura". Es decir, que Consuelito ni cantó ni bailó sino que, sin más alardes, se paseó triunfalmente en lo que otros periódicos calificaron como "traje de Eva". Este tipo de apariciones le brindaron una enorme publicidad pero también le perjudicaron a largo plazo, ya que el público siempre esperó y pidió, a menudo a grito pelado en el interior de los teatros, la faceta más sicalíptica de Fornarina.

Tan modosita ella, cuando quería
sabía bien defenderse ...

La prensa -hábilmente manejada por Cadenas que, como ya dijimos, era él mismo un sagaz y bien relacionado periodista- no tardó en hacerse eco de la evolución de Consuelo y los diferentes rotativos alababan, no sólo su belleza sino "la gracia y el esprit en el arte de recitar y cantar", sabiendo apreciar su talento y el gran esfuerzo que realizaba para conseguir salir del "género ínfimo" en el que estaba catalogada.
En marzo de 1903 actúa en "El Pacha Bum-Bum" y sucede lo que ya hemos visto en la entrada anterior: pasa de ser "una de tantas" a La Fornarina, la escultural esclava del harén, la belleza en carne de mujer, la tentación hecha hembra. Como efecto propagandístico, inmejorable.
En el verano de 1903 actúa en Barcelona donde tiene un gran éxito que tendrá continuación en sucesivas actuaciones y en otoño regresa a Madrid para debutar en la nueva temporada del Romea como primera figura, obteniendo un "gran éxito en sus picantes y atrevidas canciones". En la misma reseña se dice de una compañera suya en el mismo espectáculo que "la señorita Egea obtuvo plácemes por lo bien que baila y por la elegancia con que viste". Está claro que Consuelo es todavía una cupletista sicalíptica y que su público busca en ella el gesto atrevido, las letras picantes y los contoneos sugerentes. No se espera que sea elegante, tan sólo escultural y provocativa.
Así a finales de 1903 vuelve a protagonizar un nuevo escándalo al enfrentarse a un espectador. Al parecer, a la salida del espectáculo este sujeto le dijo algo, bien podemos imaginar sobre qué y cómo, que a Fornarina no le gustó en absoluto y que debió sacar de ella la chulapona de barrio que llevaba dentro y que nunca dejó de ser. El caso es que no sólo se cruzaron frases sino también bofetadas. Resultado: todos a Delegación. Tengamos en cuenta que en esta época una frase grosera o un gesto insultante eran motivo de multa e incluso cárcel. Felices tiempos los del cuplé.

Fornarina: la impecable imagen de la cupletista

Pero a pesar de todos estos pequeños escándalos, Fornarina tiene generalmente en estos años excelentes críticas de prensa y, lo que es más importante, un gran éxito de público. Son notorios sus intentos de abandonar el limitado campo del couplet sicalíptico y de ampliar sus registros, algo que la crítica agradecía aunque no tanto su público, como deja claro este poemilla satírico de la época:

"Sólo dejo de jugar
con los que van a silbar,
de noche, a la Fornarina ...
con gente tan poco fina
es imposible alternar."

En 1904 es ya la clou, es decir, la atracción principal de los teatros en los que actúa (Romea, Actualidades, Novedades, ...) y se le considera la reina del couplet de tipo francés. Aunque no se conoce la fecha concreta para su primer encuentro, se cree que es en este año cuando Fornarina comienza su colaboración profesional con José Juan Cadenas.
Consuelo está trabajando duramente: a sus clases de solfeo, baile y declamación hay que unir los estudios de idiomas, para los que resulta estar sorprendentemente dotada (llegó a manejarse con cierta soltura en portugués, francés y ¡en alemán!), se convierte en voraz consumidora de las lecturas que Cadenas le recomienda y se empieza a mover en círculos intelectuales, aunque todavía tiene una asignatura pendiente que, casi hasta el final de su carrera, no aprobará: llegar al público femenino.
Su imagen se fue dulcificando para llegar
a todos los públicos

A pesar de todos sus esfuerzos, los escándalos le persiguen y en diciembre de 1905 acontece el célebre episodio del melón, que tanto dio que hablar y que escribir. Al merecer capítulo aparte, en capítulo aparte aparece ...
En 1905 actúa con enorme éxito en el Coliseo dos Recreios de Lisboa, donde unos arrebatados espectadores, a la salida del espectáculo, desenganchan los caballos de su carruaje y llevan a Fornarina en plan rickshaw hasta su alojamiento. Regresaría a Portugal en más ocasiones, recibiendo una cálida acogida tanto de parte de la crítica como del público y sintiéndose siempre muy querida.
Durante 1906 sigue trabajando incansablemente y ya no se limita tan sólo al público madrileño sino que hace lo que entonces se llamaba la "gira por provincias", siempre con gran éxito y rodeada de no poco escándalo. Las ligas de la decencia de las capitales de provincia no la recibían en el andén de la estación precisamente con un gran ramo de flores. En todo caso, con una corona con crespones negros.
A principios de 1907 reaparece con gran éxito en Lisboa. A su regreso a Madrid es contratada por el teatro Price pero su estancia en la capital no dura mucho y tardará poco en dar el salto definitivo: París. Ahí es nada.

Y de sus aventuras en París, con José Juan Cadenas, Quinito Valverde y el mismísimo Don Procopio, os hablaré en el próximo capítulo.

3 comentarios:

  1. Adoro el cuplé y ha sido una grata sorpresa descubir este blog tan cuidado y exhaustivo sobre este bello género y sus intérpretes. Felicidades!!!

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  2. Me encanta todo lo relacionado con el 1900 i sobretodo en Barcelona. He hecho una entrada en catalán sobre La Tomasa (1872-1907) i el ambiente del Paralelo de la época.-

    http://elspotolsmistics.blogspot.com.es/2013/01/la-tomasa-1872-1907-academies.html

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    Respuestas
    1. Excelente entrada,aunque he tenido que recurrir al traductor de catalán y no sé si es muy fiable. Las portadas de "La Tomasa" no tienen desperdicio, es sicalipsis en estado puro y de los primeros tiempos. Enhorabuena por tu blog.

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